En esta nueva versión septembrina, el Libro rojo alcanza ya las 57 319 entradas; o, lo que es lo mismo, casi diez mil entradas más que en la primera versión electrónica de Cosnautas y más de setecientas entradas más que en la versión anterior 3.13, del pasado mes de marzo. Entre las novedades cabe resaltar dos nuevos cuadros (B2 [berry] e Y2 [young]) y multitud de neologismos, tecnicismos y expresiones procedentes de casi cualquier disciplina biosanitaria u otros campos del saber, como bodily functions, demonym, dummy patient, E-test, esoteric, feline, gene drive, healthcare proxy, to hold the medication, lymphatic vessel, neurostorming, ommaya, -phyll, professor emeritus, prom, pulmonary sulcus, to raise, Savant syndrome, shotgun, spousal support, sub, toothette, topless, tweet y water stress. Entran también en esta versión del Libro rojo numerosas entradas con explicación detallada de las diferencias existentes entre términos afines: entre crow y raven, entre domestic cat y house cat, entre barrister, lawyer y solicitor, entre dove y pigeon, entre ectopia cordis y cardiac ectopy, entre feral cat y wildcat, entre fungiculture y fungal culture, entre hawk y falcon, entre pitaya y pitahaya, entre suicidal plan y suicidal ideation.
Otras entradas estaban ya en el diccionario, pero aparecen ahora retocadas o ampliadas. Estas modificaciones son en ocasiones menudas: nuevos ejemplos; algunas palabras que entran o salen, una nueva frase quizá; corrección de tal o cual pequeña errata que me señalan los cosnautas. Otras, en cambio, son modificaciones de enjundia, que mejoran considerablemente la entrada correspondiente con respecto a las versiones anteriores: es el caso, en esta versión 3.14, de entradas como back table, to denervate, medical power of attorney, rehabilitation therapist, stomach bug, third spacing, tumor-agnostic y wireless.
Como ya es habitual
en el modelo interactivo y colaborativo que seguimos en Cos, algunas de las
entradas incorporadas, retocadas o ampliadas en la nueva versión del
diccionario obedecen a propuestas que me han hecho llegar directamente los
propios cosnautas. Es el caso, por ejemplo, de entradas como bonk,
meltdown, peritoneal
implant y subdermal, que he incluido en el Libro rojo por petición expresa de Lily Irizarry, Aníbal Morillo,
Pablo Mugüerza y Claudia Soronellas, respectivamente. Gracias a ellos, y a
otros como ellos, el Libro rojo tiene
cada vez menos lagunas flagrantes y se aproxima despacito —pasito a pasito,
suave suavecito— a su objetivo de convertirse en «el» instrumento
imprescindible para el traductor médico profesional.
Da una idea de la
magnitud que alcanza esta colaboración cosnáutica la lista de colaboradores
espontáneos que me han enviado sugerencias para el Libro rojo a través de los formularios en línea «Ayúdenos a
mejorar» durante los seis meses (marzo-agosto 2019) en que ha estado activa la extinta
versión 3.13 del Libro rojo; por
orden alfabético de apellidos, y salvo error u omisión: Ana Atienza Díaz, Sabela Avión Martínez,
Lida Barbetti Vros, José Bocic, Wyman Borts, Guido Castañeda Macchiavello,
Rodrigo Castillo Huerta, Rossella Cordone, Florencia Fernández, María
Claudia Filgueira, Mary Fons i Fleming, Betty Galiano, Sara
Galindo Álvarez, Lorenzo Gallego Borghini, Esperanza
García Guijarro, Jesús Giménez, Roni Glaser,
Paz Gómez Polledo, Rocío Gómez Zamora, Alejandro González, Mariana
González-Castellón, Juan González Pérez, María J. Hernández Weigand, Daniel
Hinostroza, Lily Irizarry, Sydney Kaiserman, Javier Mallo Martínez, Sandra Malo
Jarque, Cristina Márquez Arroyo, Marta Martín Delmo, Ariel Martínez, Eva
Molina-De Vilbiss, Aníbal J. Morillo Zárate,
Pablo Mugüerza, Laura Munoa, Álvaro Navarro R.-Villanueva, Alfonso Nevado
Caballero, Clarisa Laura Olives, Severina Pagliara, Anthony Palomo, Alejandro
Partida, Natalia Pérez Ramos, Carmen Peris, Emilia Picazo Guadarrama, Vanina
Picchio, Héctor Quiñones Tapia, Antonio M. Regueiro, Gloria M.
Rivera, Mar Rodríguez Vázquez, Ismael Roldán, Rodrigo Rosales Sosa,
Virginia Rubio, M.ª Verónica Saladrigas, Giselle Saldaña, Flavia
Sampaoli, Gustavo A. Silva, María Sormani, Claudia Soronellas-Brown,
Ioana L. Supa, Esperanza Vinagre Adán y Javier
Wasserzug. A todos ellos, ¡muchísimas gracias por la colaboración
espontánea!
Para terminar, ¿se
han preguntado ustedes alguna vez cuáles son las palabras inglesas que más
dudas plantean a los traductores médicos profesionales y a los médicos de habla
hispana que se enfrentan a textos especializados en inglés? Antiguamente,
cuando los diccionarios eran de papel, resultaba muy difícil poder determinarlo
con precisión. Con los diccionarios en línea de hoy, en cambio, las cifras
exactas están al alcance de un clic. Un simple vistazo a los entresijos
cibernéticos del Libro rojo, por
ejemplo, me indica que las diez entradas más consultadas durante los seis meses
en que hemos tenido activa la versión 3.13 fueron: 1) target,
2) report, 3) condition, 4) support,
5) management, 6) outcome, 7) evidence,
8) screening,
9) severe, y 10) impairment. Completan
la lista de los cincuenta términos más buscados los siguientes, por orden
alfabético: acute, agent, approach,
background, baseline, care, consistent, control, course,
develop, disease, disorder, dosage, drug, early, endpoint, event,
examination, function, history, terminación –ing, lead, cuadro L4 (-ly), major, monitor, terminación
‑ness, potential, procedure,
progress, range, relevant, rate, ratio, cuadro S6 (side effect), significant, standard, stroke, surgery, test y therapy. Quien domine al dedillo estos
cincuenta términos peliagudos tiene ya mucho avanzado —me parece— para poder
desenvolverse con soltura como traductor médico profesional.
Fernando A. Navarro
Cabrerizos
(Salamanca, España)