Cristina Canadell y Paula Carrió, alumnas de Traducción Científica en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), nos hablan de su experiencia en el aula y el convenio que Cosnautas tiene con la universidad. ¡Muchas gracias a las dos por sus palabras!
Como bien sabemos, el traductor no es una máquina omnisciente, capaz de hacer y saber todo, sino que necesita servirse de diversos recursos para poder llevar a cabo su labor. Muchos de estos recursos pueden encontrarse fácilmente en Internet, incluso de manera gratuita; sin embargo, existen también muchos otros recursos de pago que, para un estudiante que está empezando, suponen una inversión en cierta manera estéril, ya que desconoce si ese recurso será realmente útil o si esa inversión se amortizará en el futuro.
Por eso, creemos que resulta muy beneficioso establecer convenios como el que existe entre Cosnautas y la Universidad Autónoma de Barcelona, que ha adquirido 30 licencias de la plataforma para que los estudiantes podamos acceder a sus recursos de forma gratuita. A través de estos convenios, se nos brinda a los estudiantes la posibilidad de conocer y probar diferentes herramientas y valorar así si nos serán de utilidad en el futuro.
En el caso de Cosnautas, y en especial con el Libro rojo, hemos descubierto un recurso indispensable no sólo para cualquiera que quiera dedicarse a la traducción científica, sino para cualquier traductor, puesto que también trata aspectos que van más allá de la traducción puramente científica. Por una parte, el Libro rojo hace que sea muy sencillo resolver los problemas terminológicos —que suele ser lo que más nos asusta cuando nos enfrentamos por primera vez a un texto científico—, con lo que la terminología pasa a un segundo plano y podemos centrar la atención en el texto en todo su conjunto. Por otra parte, el planteamiento del diccionario y las explicaciones que incluye facilitan que surja el debate en clase y que se reflexione sobre la traducción. Asimismo, poder consultar la plataforma en clase nos ayudó a ver cómo podemos sacarle más provecho, es decir, no solo usarlo como un mero diccionario bilingüe, y descubrir otros recursos que se ofrecen, como el repertorio de siglas.
Podemos concluir, pues, que el mundo del profesional autónomo es un mundo incierto, en el que a menudo hay que tomar caminos sin salida y hacer inversiones que no siempre son productivas. Es por eso que la seguridad de haber probado un recurso, de saber que resulta útil y que la inversión no será en vano es algo muy valioso, en especial, cuando estás adentrándote en ese mundo y llevas la mochila cargada de inseguridades.
Cristina Canadell Giralt
Paula Carrió Frutos