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The Cosnautas Blog

<p>El METM2021 y una cuestión (nada baladí) de estilo</p>

El METM2021 y una cuestión (nada baladí) de estilo

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Firma invitada: Cristina Río

Ha sido para mí un honor y una responsabilidad que Cosnautas me sugiriese la posibilidad de asistir al Mediterranean Editors and Translators Meeting 2021 (METM21), celebrado el 14 y el 15 de octubre del año II de pandemia y, por ello mismo, en versión virtual, dedicada a «The Style Issue». Con impagable puntualidad, por cierto.

El programa se desdobló en sesiones paralelas e incluyó una serie de actividades lúdicas y de socialización que, dados los tiempos, seguramente los participantes agradecieron. Y no oculto que me ha resultado un tanto penoso reseñar en tan solo unas líneas el itinerario al que asistí en dos tardes tan aprovechables, pues los temas tratados fueron de interés para cualquier traductor y redactor técnico o científico que se tenga por profesional y desee poner al día sus conocimientos.

Se abrió el itinerario entrando de lleno en la redacción técnica (que la ponente, Karen Tkaczyk, definió como la transmisión de información técnica a legos o a entendidos de manera objetiva y centrándonos en el contenido), tarea que, para surtir eficacia, debe caracterizarse por su concisión, claridad y precisión, con los añadidos de la objetividad, la sistematicidad y el tener en consideración al lector. Lo que funciona en un idioma no tiene por qué funcionar en otro, ser experto en algo no lo convierte a uno automáticamente en el mejor redactor y el traductor debería ser capaz de sugerirle al cliente las mejoras precisas.

Emma Goldsmith, conocida de la comunidad cosnáutica, abordó el manual de estilo de la AMA, la biblia de las publicaciones médicas y una referencia para el traductor. Además de estar disponible en versión impresa y en versión electrónica, sobre él se publica una buena cantidad de información en la cuenta de Twitter @AMAManual, en la que también se responde a consultas lingüísticas.

De la panorámica bíblica pasamos a la importancia que pueden revestir unas cuantas palabras: esos textos, «pequeños pero fundamentales», afirmó Mary Ellen Kerans, que son los títulos clínicos, aquellos presentes en las grandes revistas médicas del mundo. Dado que se ha puesto de manifiesto que una gran cantidad de títulos contienen errores, la ponente repasó las sugerencias de Fernando A. Navarro y presentó otras recomendaciones basadas en las prácticas actuales y en su conocimiento experto.

En torno a dos temas de actualidad, los macrodatos y la medicina de precisión, giró la ponencia de Katarzyna Szymańska. Hoy nos encontramos con múltiples términos que definen las prácticas actuales (el estudio del ser humano a profundidades cada vez mayores y cada vez más rápido), pero la autora plantea que tal vez no se esté usando un lenguaje particularmente claro ni preciso, y no puede valer la sentencia de Humpty Dumpty de que, cuando usamos una palabra, esta significa lo que nosotros queremos que signifique.

Que hay sitio para la creatividad en la traducción técnica (aquella referida a la tecnología y al conocimiento aplicado que se deriva de las ciencias) está lejos de ser una herejía. Lucy O’Shea se atrevió con este aparente oxímoron desmontando la visión de la traducción técnica como algo seco y aburrido. El traductor puede encontrarse en la tesitura de tener que trabajar como descodificador, corrector, investigador, redactor e inventor. La traducción técnica constituye el 90 % del trabajo de traducción mundial, pero no se le presta la debida atención en los estudios académicos, que, en cualquier caso, se centran más en la terminología y en los aspectos léxicos que en el estilo y en la creatividad, cuando estos dos últimos sirven al propósito de favorecer la legibilidad del documento.

Elina Nocera se ganó mis simpatías desde el título de su ponencia, dedicada a la sencillez en el lenguaje: para ser eficaz, el contenido de lo que se pretende comunicar debe entenderse y el Frankenstein que tengamos entre manos pide convertirse en algo conciso, humano y manejable. Además, el usuario de hoy, que muchas veces lee en el móvil, lo hace de manera superficial y buscando los datos fundamentales, y no olvidemos tampoco que no todos poseemos el mismo nivel de competencia lectora. Un párrafo demasiado denso resulta confuso, poco persuasivo, oscuro y a veces escasamente coherente.

Cuánto nos suena a los traductores que un investigador cuya lengua materna no es el inglés tenga que redactar un trabajo profesional en ese idioma, y qué bien conocemos los problemas que comporta. En este sentido, siendo conscientes de que el lenguaje técnico —idealmente conciso, preciso y claro— es complex, pero no debería ser complicated, John Bates desglosó distintos aspectos que caracterizan la redacción académica y especializada ofreciendo ejemplos concretos y justificados por su propio trabajo profesional y por las obras que ya se le han dedicado a la materia.

La última tarde se cerró con sugerencias sobre cómo ayudar a autores no nativos a producir textos eficaces dotados de buen estilo pero que no pierden la voz de su autor: título, sintaxis, orden de las palabras, frases hechas, sistematicidad, registro, etc., con reflexiones articuladas a partir de una serie de sondeos y consultas entre interesados que presentaron Kate Sotejeff-Wilson y Alice Lehtinen.

Apuntaba alguno de los asistentes que, en vista de lo aprendido, se estaba replanteando toda su manera de trabajar. Aunque no se llegase a eso, juzgo que este METM21 ha sido un escaparate de profesionalidad, buenas prácticas y conocimiento compartido y necesario. Muchas gracias por esta oportunidad, gracias a Cosnautas por la cortesía y que veamos muchos METM más.


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