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The cosnauta's Blog

<p>Ilusiones explicadas</p>

Ilusiones explicadas

en Miscelánea /

Junto a la autovía A-92, cordón de unión entre la capital hispalense de Andalucía y el extremo sureste de la península ibérica, encontramos, a la altura de Antequera, una peña con la cara de un indio en decúbito. Para muchos andaluces, entre los que se incluyen gran parte de la familia de la aquí firmante, la peña no es una peña, sino un peñón, y tiene claramente la forma de la cara de un indio.

La inconfundible nariz que caracteriza a los habitantes nativos del continente americano da cuenta de ello.

 

A este peñón se le conoce como el «Peñón de los enamorados». Narra la leyenda medieval que, en una batalla entre musulmanes y cristianos que se debió librar en la región del pueblo antequerano, los musulmanes, victoriosos, apresan y encarcelan a un alto mando cristiano. La hija del rey musulmán, instigada por su propia intriga, se pasa por las mazmorras y conoce al prisionero. Los dos caen presa, pero del enamoramiento, y deciden fugarse juntos.

Se puede imaginar el lector que esta historia no acaba en comedia. Cuando el rey se entera de tal despropósito, manda perseguir a la pareja y así lo hacen sus dóciles milicianos hasta la cima de este peñón, desde donde la pareja se decanta por vivir el amor eterno y se lanza al vacío. El desenlace puede intuirse.

La leyenda sirve tanto para dar nombre al risco como para justificar la opinión de quienes aducen que el peñón es la cara de una mujer tumbada. Ya se sabe, no hay nada mejor que una historia para vender. No obstante, no he conocido andaluz que respalde esta opinión.

Sea como fuere, el peñón refleja el fenómeno psicológico por el que percibimos rostros, figuras o imágenes allá donde no están. Este fenómeno se denomina 'pareidolia'. Su nombre está formado por el prefijo griego παρά (pará, 'junto a' o 'semejante a') y el término εἴδωλον (eídolon, 'figura' o 'imagen'). El diccionario de la RAE no lo recoge, pero sí está contenido en el DPTM de la Real Academia de Medicina de España. No se trata, empero, de ninguna enfermedad. Es, sencillamente, un sesgo perceptivo que nos permite reconocer patrones en estímulos aleatorios.

En inglés, por cierto, se llama igual; en alemán, el fenómeno conserva también el étimo griego y se denomina Pareidolie. Las Pareidolien (en plural), entendidas como el efecto de este fenómeno, pueden traducirse como ilusiones, tal y como recoge el gran Medizin de Fernando A. Navarro disponible en esta, su casa.

 

Isabel Martos Maldonado

Traductora, copywriter y coach

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