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Averroes y el  «Libro sobre las generalidades de la Medicina»

Averroes y el «Libro sobre las generalidades de la Medicina»

en Miscelánea /

Fue un 10 de diciembre del año 1198 (595 de la Hégira) el día en que murió uno de los más ilustres sabios que ha dado la Península Ibérica cuando en ella, o al menos en una buena parte, brillaban todavía las glorias de Al-Andalus.


Hablamos, por supuesto, de Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd (أبو الوليد محمد بن أحمد بن محمد بن رشد), más conocido por su nombre occidental, Averroes, el gran filósofo y médico cordobés, quien fuera nada menos que gran cadí de Córdoba (“casa de las ciencias y sede de los reyes”, al decir del gran poeta hispano musulmán Ibn Sara), médico de Abu Yaqud Yusuf, califa almohade de Marruecos y la España musulmana, comentarista de Aristóteles y Platón, autor de tratados de lógica, física, medicina y astronomía, y uno de los mayores sabios de la España musulmana.

Demasiado a menudo olvidamos que la ciencia musulmana por excelencia fue la Medicina, siendo una de sus mayores aportaciones el elevarla, precisamente, al carácter de ciencia, librándola de los lastres de la superstición y de actividades más o menos folclóricas relacionadas con aquella. La ciencia médica musulmana seguía, así, algunos de los más olvidados preceptos del profeta Muhammad: “Busca la ciencia desde la cuna hasta la sepultura”. Así como el Corán interpela al creyente sobre la valía de los sabios (“Quienes poseen el saber y quienes no lo tienen, ¿acaso han de ser iguales?”), el mismo profeta afirmaba que “la búsqueda del conocimiento es una obligación de todo musulmán”, pues “la tinta de los sabios vale más que la sangre de los mártires”.

Citas aparte, es justo recordar que ser médico era una de las más altas profesiones a las que podía aspirar un sabio, y el trayecto hacia la excelencia no era precisamente un camino de rosas. Códigos estrictos regían la práctica de la Medicina, y todo aquel que quisiese ser médico debía superar un concienzudo examen y realizar el Juramento de Hipócrates, siendo expulsado de la profesión si lo incumplía. Más aún, el ejercicio de la Medicina requería aptitudes que iban más allá de la técnica, siendo indispensable demostrar la idoneidad moral para ejercer tan ilustre arte. El médico debía ser amable y comprensivo, capaz de aguantar la crítica y cumplir estrictas reglas de higiene en su aspecto corporal, como llevar el pelo corto y las manos y uñas aseadas, entre otras muchas. Entre las altas cumbres logradas por la medicina del Islam, está nada menos que la invención de los hospitales (“bimaristan” o “maristan”) y los sanatorios mentales. Un dato: el primer hospital del mundo, construido en Damasco en el año 707, sigue en funcionamiento hoy en día.


Aportaciones de Averroes

Averroes (o Ibn-Rushd, como bien nos recuerda Fernando Navarro en su Libro rojo) escribió 16 obras de medicina que conforman un completísimo compendio de los conocimientos árabes (es decir, clásicos) sobre anatomía, patología, fisiología y diagnosis. Entre sus logros más destacados como médico y teórico están la primera explicación conocida de la función de la retina, su observación de la metástasis o transmigración del reuma de los brazos a los intestinos y el descubrimiento de lo que más tarde se convertiría en el principio rector de las modernas vacunas, al reconocer que un ataque de viruela confería una inmunidad subsiguiente. 

Entrada del Libro rojo dedicada la figura de Ibn-Rushd.

 

Entre sus obras, destaca sobre todo su Kitab al- Kulliyyât al-Tibb, o Libro sobre las generalidades de la Medicina (Colliget en su síntesis latina), un libro en siete volúmenes del que se hicieron numerosas ediciones en árabe, hebreo y latín, coincidiendo las últimas con la aparición de las primeras ediciones de Vesalio y Fernel, ya en los inicios del Renacimiento. De hecho, el Colliget fue un libro de referencia en varias universidades cristianas de la época, destacando la Universidad de Padua-Bollogna, utilizándose allí como libro de texto central en el estudio de la Medicina.


El Kulliyyât o Libro sobre las generalidades de la Medicina

Los siete volúmenes del Kulliyyât se corresponden con siete temáticas específicamente médicas: anatomía, fisiología, patología, síntomas y síndromes, terapéutica, higiene y tratamiento de las enfermedades. De todas sus aportaciones (en verdad, el libro es un compendio ordenado de los conocimientos médicos de la época, así como un conjunto de interpretaciones y consejos dirigidos a los nuevos médicos, presentando notables hallazgos con respecto a sus antecesores), es quizá su propuesta de división anatómica la que más se acerca a nuestros actuales conocimentos sobre la materia. Un aspecto destaca sobre los demás: como buen aristotélico, todo el conocimiento de Averroes parte siempre de la propia observación. “Lo visible puede hacer atisbar lo invisible”, afirma Ibn Ibn-Rushd, explicitando su método en múltiples citas: “He seguido –escribe- un orden distinto del que emplean otros autores en sus libros, porque éste es más conveniente en esta ciencia”.  Queda claro, pues (y así se esfuerza en repetirlo el propio autor), que es la observación, y no las preconcepciones de cualquier orden, las que deben guiar la labor del médico en sus investigaciones.

Averroes define la medicina como el “arte que, arrancando de principios y verdades, busca la conservación de la salud y la curación de las enfermedades”. Arte, aquí, en su sentido clásico, como técnica o procedimiento. El conocimiento de las cosas se logrará cuando lleguemos a descubrir su principios, sus elementos y sus causas, los tres pilares sobre los que construirá la doctrina que sostiene el Kulliyyât. Desde aquí, construirá sus impresionantes siete volúmenes, que, siguiendo el canon de Avicena, se dividen de la siguiente manera:

  • 1.er volumen: Anatomía, o conocimiento de las partes del cuerpo humano que pueden ser percibidas y, por lo tanto, descritas.
  • 2.º volumen: Fisiología, o sobre el funcionamiento normal del cuerpo humano y de cada uno de sus componentes, categorías que, unidas, constituyen el estado de salud.
  • 3.er volumen: Patología, o descripción y sistematización de las enfermedades.
  • 4.º volumen: Semiótica, o análisis de los síntomas y síndromes.
  • 5.º volumen: Terapéutica, o el arte de curar, en el que se describen los distintos regímenes dietéticos y las características de los diferentes fármacos.
  • 6.º volumen: Higiene, o sobre las necesarias condiciones para el mantenimiento de una buena salud.
  • 7.º volumen: Medicación, o descripción de los distintos medicamentos o tratamientos y su aplicación a los padecimientos concretos de la salud. 

 

Hubo otras obras salidas de la pluma de Averroes, todas ellas destacables, pero sin duda fue este compendio o tratado el que le ganó un sitio en la historia de la Medicina.

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