Mi nombre es Eñaut Urrestarazu Aizpurua. Nacido y crecido en Bélgica, soy belga por parte de madre y vasco español por parte de padre. En 1997, me gradué en Traducción del español, danés, sueco y noruego al francés por la Escuela de Intérpretes Internacionales de la Universidad de Mons-Hainaut, también en Bélgica.
Aunque perfectamente bilingüe desde niño, al haber cursado la mayor parte de mis estudios en Bélgica, considero el francés mi primera lengua y, por lo tanto, mi lengua de llegada.
Debuté en el mundo de la traducción como traductor técnico en Reinisch España, empresa alemana con sede en Vitoria, especializada en documentación técnica y, por aquel entonces, distribuidora oficial y exclusiva de Trados® en la península ibérica. En Reinisch, además de traducir, ocupé el puesto de responsable del servicio de asistencia técnica, me convertí en el primer formador acreditado de Trados® en España y aprendí todo lo un profesional de la traducción puede desear aprender: traducir con y sin herramientas de TAO; revisar y corregir; elaborar presupuestos; utilizar Windows, Mac y Unix; maquetar con programas de autoedición (DTP); gestionar Redes e, incluso, reparar equipos informáticos (hardware). En 2002, tras 5 años de inestimable aprendizaje en Reinisch, sentí que era el momento de avanzar en otra dirección y fundar mi propia agencia de traducción, Igela Traducciones.
Hasta aproximadamente el año 2010, más del 95 % de mi volumen de trabajo consistía en encargos de traducción y corrección de documentación técnica (automoción, maquinaria agrícola y aeronáutica, etc.). En el ámbito de las ciencias de la salud, traducía únicamente textos relacionados con productos sanitarios, como escáneres o instrumentos quirúrgicos, porque no me atrevía a traducir medicina pura y dura. Mis clientes me encargaban cada vez más traducciones y correcciones de textos médicos y menos de documentación técnica, lo que me hizo darme cuenta de que mi formación era insuficiente. Pasaba demasiado tiempo buscando información en internet para resolver problemas de traducción, pero dudando, a su vez, de la fiabilidad de las fuentes y, por lo tanto, de mi propio trabajo. Casi todo el contenido que encontraba era traducido del inglés; ¿cómo saber si la traducción era acertada? Los únicos recursos en los que podía confiar eran los libros de preparación del MIR francés (ECN, Examen Classant National).
Fruto de esta frustración, decidí retomar mis estudios.
Ante la ausencia de programas de educación superior especializados en traducción médica al francés, me planteé estudiar medicina, pero mis responsabilidades como empresario me impedían disponer del tiempo y la flexibilidad necesarios, así que cursé la maestría de Traducción Médica inglés-español de AulaSIC, donde tuve el privilegio de aprender de algunos de los traductores médicos más consolidados y acreditados, como María Paz Gómez Polledo, Pablo Mugüerza o Gonzalo Claros Díaz.
Durante el grado en Traducción que estudié en Bélgica, el proceso de traducción que me enseñaron dejaba mucho que desear: la precisión traductológica, aunque parezca mentira, no era prioritaria, y los problemas de traducción, como las polisemias, los falsos amigos o los calcos del inglés, no eran aspectos que se abordasen en profundidad.
Todo lo que aprendí durante los 15 meses que duró la maestría de AulaSIC me obligó a cuestionar y replantearme mi manera de traducir, lo cual me condujo a una crisis existencial pasajera, que conseguí superar para resurgir todavía más fuerte, preparado, lúcido y apasionado por mi profesión.
Estudiar una maestría en inglés-español, también me permitió darme cuenta de la gran suerte que tenían, y que tienen, los profesionales del lenguaje biosanitario que trabajan en este par de idiomas, por tener a su disposición el imprescindible Diccionario de dudas y dificultades de traducción del inglés médico de Fernando Navarro.